El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, exhortó a los católicos a seguir defendiendo la vida desde la concepción hasta la muerte natural y no ceder ante los embates de los movimientos y tendencias "anti-vida" y "anti-familia".
"Tenemos que recordar a todos los que nos rodean que el derecho a la vida es la base de todos los demás derechos y libertades en nuestra sociedad – y el único fundamento para la justicia y paz verdaderas", expresó en su última columna enviada a ACI Prensa.
En su columna, el Prelado señaló que en estos días se conmemoran los 40 años de la despenalización del aborto en Estados Unidos con el caso Roe vs Wade, y por tanto los defensores de la vida recuerdan a las víctimas del aborto.
"Vivimos en una sociedad que por 40 años ha aceptado el aborto legal, y que cada vez más se dirige hacia la aceptación de la eutanasia. Este es el desafío que enfrentamos, como Iglesia y como individuos", afirmó.
Por ello, indicó que la defensa de la vida es una de las cinco prioridades para la Arquidiócesis, pues los católicos han recibido la misión de transmitir la palabra de Cristo de que "la persona humana es sagrada y ha sido creada a imagen de Dios".
"En Navidad vemos ese Evangelio de la vida manifestado de manera muy clara y muy bella. Vemos que Dios nos amó tanto que se convirtió en un niño pequeño por nosotros (…) Tanto que viene al mundo como nosotros: como un niño, con una madre y un padre. De esa manera, Él crece en una familia humana y aprende a conocer la amistad, el amor, la alegría, la tristeza y el sufrimiento", explicó.
Mons. Gómez dijo que Dios "hace todo esto para mostrarnos que a sus ojos, toda vida humana es preciosa y tiene una razón de ser. Dios llama a cada uno de nosotros por nombre, como un Padre llama a sus hijos amados. Todos los niños que mueren por el aborto tienen un nombre que solo nuestro Padre conoce. Ellos son preciosos a sus ojos".
"Por mucho tiempo hemos estado en esta lucha por la vida en nuestra sociedad. Y necesitamos seguir en ella. Tenemos que incrementar nuestros esfuerzos a todo nivel, pero comenzando por nuestro compromiso personal con la enseñanza de la Iglesia sobre la vida", señaló.
El Arzobispo de Los Ángeles señaló que proclamar "la santidad de la vida y la dignidad de cada ser humano" es cumplir con el mandamiento de "amar como Jesús amó". "El Jesús que viene a nosotros en la Eucaristía es el mismo Cristo que viene a nosotros bajo la apariencia más inquietante: en los pobres y extranjeros, en los inmigrantes, prisioneros, enfermos terminales y en los no nacidos", señaló.
"Así es como demostramos nuestro amor a Dios: por el amor que tenemos a aquellos que Dios ha creado y puesto en nuestras vidas – especialmente los que son más difíciles de amar", afirmó.
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